Canté delante de padres, madres, colegas, dos cursos de egresados:
"Todo concluye al fin,
nada puede escapar,
todo tiene un final,
todo termina..."
Hasta último momento no sabía si iba a animarme o simplemente leería la estrofa como epígrafe. Pero ganó mi actriz reprimida y mi voz desafinada pero feliz ante el micrófono.
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