jueves, 11 de diciembre de 2014

El amor, la perfección y yo

¿Por qué por amar hay que ser perfecto? ¿Y por ser amado? ¿Por qué pretendo estar siempre divina y que él no diga ni media cosa fuera de lugar? ¿Por qué todo tiene que ser magnífico solamente porque hay amor? Yo que me quejaba de nunca haber tenido una pareja completa, una de las que se bancan las crisis, las peleas y siguen juntos, yo que decía que era él el que huía, yo... ahora... no me soporto insoportable junto a él, no le acepto nada que no venga con bebida espumante, sonrisas y deseo desesperado (aunque ayer trajo sidra también). Me llena de vértigo la más mínima conversación prosaica y cotidiana, tiemblo de pánico ante los problemas de horario o sus tontos comentarios banales. Y él me dice no me des bola, y él me dice es tan sencillo como, y él me dice ¿no es más fácil decirme así y así y no hacer tanto escándalo?

Uf. Soy tan extremista...

No hay comentarios:

Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...