Ayer estuve en la presentación de tres libros geniales, en un lugar genial. Hace mil que quería pispear estas ediciones (la primera serie incluyó uno de mi compañera de facu Verónica Yattah) y conocer ese lugar y a Osvaldo Bossi con quien me estuve escribiendo para integrarme a su taller. La Bellesi siempre es una potencia deslumbrante y a Solinas me llevaba el cariño feisbuqueano y los amigos compartidos en Antidomingo.
Así que fui feliz. Y además salí en muchas fotos...
Texto de presentación. Patricio Foglia:
La idea fue pensar qué sentido tenía esta noche, esta presentación: es decir, qué significaba para mí, que estemos acá, hoy, reunidos en torno a estos tres libros y sus autores.
Entonces surgió una pregunta, tan tonta como cualquier otra, pero que se me imponía: Y la pregunta era :
¿En qué sentido Osvaldo Bossi, Enrique Solinas, Diana Bellessi,
eran viajeros insomnes?
Entonces, pensé,
Osvaldo Bossi, es un viajero insomne,
poeta, maestro, editor,
discípulo y admirador de Sandro Penna, Osvaldo Bossi
Osvaldo, viajando en taxi
de Caseros a Capital, sin un peso,
con sus cuentas, hechas un desastre
sus bolsillos, con agujeros
Pero no importa, porque lo importante es
recorrer la ciudad
recorrer la ciudad como se recorre un cuerpo deseado
el cuerpo del ser amado y que sea fuego contra fuego:
Fiel a una sombra: Fervor de Buenos Aires
Y que el deseo calme, con su vitalidad
la fiebre que atormenta.
Porque, ustedes saben,
Fiel a una sombra, es un libro afiebrado.
Espero me entiendan, el lenguaje es opaco:
es difícil hacerse entender: lo que estoy diciendo no es un recurso literario,
Esto, no es una metáfora: Cuando digo fiebre, quiero decir fiebre,
Quiero decir fiebre de amor, fiebre de enfermedad,
Fiebre y lírica desesperada, durante más de un año.
Entonces, se lo pueden imaginar:
Realmente, Osvaldo Bossi, en un cuarto de hospital, solo
tomando una máscara, y después otra y otra
se necesita de todos, de cada uno de los personajes de Shakespeare
escribiendo este libro para calmar esa fiebre,
una fiebre que todavía persiste
atenuada, agazapada, como un volcán dormido o como un lago,
un lago de aguas cálidas, muy cálidas, que queman,
un lago en el cual Osvaldo se sumerge,
hasta el fondo de su lecho ardiente
Para volver, después de todos estos años,
con esta pieza única, con esta máscara, su libro en la mano.
¿Y Enrique Solinas?
Enrique Solinas es un viajero insomne, vestido impecable,
¿lo notaron? Enrique Solinas siempre está vestido para la ocasión,
y frente a él, es imposible no sentirse a salvo
gracias a su porte, gracias a su presencia:
Quiero decir, el vestuario de Enrique, es sumamente significante, es un signo
sobre el cual podemos descansar, porque es amable y dulce su ligera extravagancia: una manera de decirnos, esto que está pasando acá, es un momento extraordinario: un momento con su propia liturgia, con su ritmo, con una leve pátina del orden de lo sagrado. Pero la pregunta es, en este caso, ¿hacia dónde o desde dónde viaja Enrique Solinas, para traernos sus poemas?
Yo creo que viaja a la infancia. Pero esto no es decir mucho.
Quiero ser más específico: creo que viaja a un espacio de su infancia, a un momento exacto:
Enrique Solinas, ahora,
en su cuarto, en la casa de su infancia. Se escucha una voz, a lo lejos
-Enrique… ¿Estás listo? Pregunta su madre
- Sí, estoy listo, contesta Enrique
Y sale de su casa, impecable,
tomado de la mano protectora de su madre, en la mañana del domingo, en el silencio del barrio, bajo el sol, directo hacia la parroquia, para celebrar la Santa Misa: Para celebrar la Santa Misa, con goce y recogimiento, Homilía Salmo Comunión: Corazón Sagrado, un credo, un canto que viaja por el tiempo y llega directo hasta nosotros.
¿Y Diana? Diana, lo sabemos:
viene de Zabala, provincia de Santa Fe:
su infancia en el campo, y después
el borde de las carreteras de América:
Honduras El Salvador Guatemala
Puerto Ángel: Oaxaca,
el Expreso Imaginario, la ciudad de Nueva York,
el inglés el portugués el feminismo
los talleres en las cárceles,
una isla, en Paraná: patria chica, en los años de plomo;
encabalgando, encabal
gando: trote y galope, el ritmo de su respiración
un corte de ruta, principios de milenio:
piqueteros carajo y Diana, de pies urgentes
con sus poemas al calor del asfalto
la militancia y la palabra, la lírica volviendo a casa,
buena travesía, buena ventura, Viajera insomne Diana,
Diana, a la vera del río, con Basho,
tomando mate charlando
Y Basho le dice: “cada día
es un viaje, y el viaje mismo
nuestra casa”
Entonces, de lugares y tiempos muy distintos, Llega
Diana Bellessi,
Con el brillo de la alegría deleuzeana: agotando la potencialidad del ser,
Hoy, otra vez Crucero ecuatorial, diario de poesía
bendecido por el sol y la lluvia y la luna
de la lucha de América Latina
Pero, no quiero demorarlos más,
miren, ya están llegando
los viajeros,
con sus poemas como perlas, frutos
de un recorrido que es vida y escritura,
así que, recibámoslos con honores,
porque son nuestros poetas,
regalémosles, con toda justicia,
este fuerte fuerte aplauso.
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