Me muero de ganas de verte, de tocarte, de abrazarte, de garcharte.
Me agarran como oleadas de deseo, irreprimible.
Me agarran como oleadas de angustia, irreprimible.
No sé cómo me aguanto la angustia y la calentura y la mezcla de ambas.
Lo bueno es que llegás rápido, siempre listo, para calmar todas mis angustias y calenturas: las infantiles y las otras.
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