viernes, 10 de octubre de 2014

La condensación emocional de una mirada sobre la superficie trivial de la materia cotidiana

Entre la consabida sonoridad girondiana, le exposición de la intimidad o la recuperación de la voz de la infancia, empieza a destacarse el trabajo minucioso con los objetos, la condensación emocional de una mirada sobre la superficie trivial de la materia cotidiana. Fue el caso de la breve lectura del bahiense Mario Ortiz (1965), experto en disolver con absoluta transparencia la frontera entra las palabras y las cosas; la fugacidad de la vida en la brasa del tabaco, rescatada por la cordobesa Eugenia Cabral (1954): "y el humo: símbolo de olvido e impotencia/ de querer retener lo que se esfuma/ -antes eterno, ahora fugitivo-,/ breve danza de amor entre los dedos,/ ocaso que arrastra el cuerpo del día", o la melancolía abandonada que esgrime el santafesino Francisco Bitar (1981): "La cerveza vieja/ que había en los envases/ se volvió vinagre incluso antes/ de que llegara este verano/ y cuando el pasto creció/ hasta la altura de las rodillas/ ya no se distinguía/ el tallo marrón de las plantas / del tallo marrón de las botellas".


http://www.lanacion.com.ar/1734255-en-rosario-la-poesia-da-su-batalla-en-vivo

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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...