DISCURSO
Una mujer no tiene dirección:
Todos su costados son profundos.
No anhela caminos de regreso
más sí un horizonte indefinido
de pájaros centrífugos.
Una mujer necesita el asombro
de la oscuridad sostenida ante sus ojos y no los límites precisos de un espejo.
Una mujer se esparce en el aire.
Una mujer nunca está sola.
*
María Montero Zeledón (Burdeos, Francia, 1970)
Vive en Costa Rica
de La mano suicida, Ediciones Perro Azul, San José de Costa Rica, 2000
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