Salgo hoy de casa, jueves después de miércoles de terrible tormenta e inundaciones pero divertido para mí que hice cualquier cosa menos trabajar, con todo el sentimiento trágico de no tener ganas y si el auto arranca y si las calles y si las escuelas y todo mal. El auto arranca, salgo, estoy llegando a la estación (menos mal que por la cortada y no por la avenida donde era un matete para cruzar la barrera) y ¡me quedo sin gas!!! Yo veía que estaba en rojo pero pensé que mijito, que lo había usado por última vez, era tan responsable como para dejàrmelo recién en rojo, con la reserva, no completamente vacío. Pues no, vacío total. Y sin nafta tampoco.
Y bué. Mamita respira, agradece estar en un lugar tranqui para parar, mira para todos lados y ve un cristiano cortando en pasto en la casa de enfrente. "Perdón, buen día, ¿tendrías algo de nafta para prestarme?" Y el que corta el pasto llama a otro que tiene un bidón lleno y fabrica un embudo con una botellita que levantamos del piso y me pone nafta en el carburador y divinamente le pago los 60 mangos del combustible y le digo que le debo la gauchada.
Voy a cargar gas, todo ok, puteo al hijo por celu, llego a la escuela, doy media clase y, en mi hora libre, me vengo para casa cantando "La felicidá" y tratando de evitar la parte de "me la dio tu amor".
¿A quién me encuentro con el auto también sin arrancar en Reconquista y Tucumán? Y sí, él me huele, me rodea, me capta mejor que un gps del amor (deberían inventarlo). Me hace señas que pare (¿Pensó que no iba a parar?), me da un beso en la boca, me dice si me animo a llamar al amigo para que lo auxilie. Le cuento mi aventura de hace una hora, hace su tonta broma sobre con qué pagué la nafta y el favor usando la palabra "cuerpo" y me voy a casa a cumplir su recado.
Llamo al amigo y, en vez de avisar a él cuando vuelvo a pasar por el lugar, lo llamo al celu (que no tiene crédito) para avisarle que el amigo ya va. Me dice que ya pudo solucionar, me dice "gracias, amor". Vuelvo a llamar al amigo para suspender rescate. Le mando un mensajito: "El viejo truco de tirarse en la calle para que yo te atienda. Je".
Je.
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