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PAULA JIMÉNEZ ESPAÑA
En la selva, esa noche
había tomado el jugo de una planta
más amargo que el vino y concentrado
como una medicina o un veneno
y al rato de beber, supe
que era yo la que trepaba ante mis ojos
mientras otros cantaban
que era yo
la que subía como una enredadera
por el tronco de un árbol
y era yo la que después bajaba
y más tarde subía
todas las veces necesarias, o sea
durante el tiempo total de mi vida.
Es difícil contarles
el empeño con que abrazaba esa corteza
clavándole las uñas que la descascaraban.
Mis garras eran fuertes como las de los gatos
pero al caer me hice liviana, y repté
sedosa, por la tierra.
Era la madrugada
cuando cedió su efecto esa bebida
y me dormí.
Por muchos días
las imágenes de aquella noche
quedaron en mi corazón
lo hicieron dulce como los duraznos
que brotan en la rama y se deshacen
en la boca sagrada de la vida
después de cada invierno.
De "La vuelta". (2013)
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