Agarrar la bici casi como una travesura. Ponerme un pañuelo en la cabeza porque llueve pero hace calor para campera. Que mijita me diga: ¿Estoy muy dormida o me estás diciendo una boludez?" y "Te vas a resbalar" y también se asome a la puerta, como mamita, cuando yo ya salía y me recuerde que hay que inflar la bici o se rompe. Y a mí me dé vergüenza repetirle a dónde voy.
Pero me la aguante (a la vergüenza) y pedalee hasta su casa como si todo fuera sencillo, por un rato.
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