Bueno: Lunes libre para escribir. El sábado fui a la facu y luego me rasqué. El domingo primero me rasqué y después fui a lectura de poesía. Hoy me toca escribir.
Bueno: Es verdá que mi "rascarme" es muy productivo y estimulante: incluye leer cosas que no "necesito" leer urgentemente para el día siguiente, bloguear, feisbukear, hacer jardinería, hasta, a veces, pasar un plumerito (real o virtual) sobre algunas superficies.
Concretamente: Que tengo que escribir ponencia sobre el Quijote y me da paja. Aunque todas las ideas están anotadas y flotando hace como 4 años (le pongo fecha a mis ideas en los márgenes de los libros para llevar la cuenta de mí misma que si no me pierdo).
También dije que este finde largo (lo dije cuando faltaban 15 o 20 días para el finde largo) iba a ordenar papeles poéticos y narrativos para mandar a dos concursos que tengo guardados por aquí. Algo me dice que no llego...
Qué pajera que soy con mi pobre poeta interior. No, con la interior no, con la exterior. A la interior la cuido y la alimento y le hago mimos todo el tiempo, pero a la exterior la desprecio por casquivana, por voluble, por egocéntrica. Nunca le hago la tarea: no le paso los poemitas en limpio, no le busco editores, no le participo en concursos.
Ayer, mi amiga la Valeria Pariso, me tuvo cagando con que lleve Mi tren monoplaza (única edición hasta el momento) porque sabe que me hago la bolú y me lo dejo en casa justo justo cuando vamos a una lectura de poesía. Pero como a conchú no me gana nadie, me olvidé de llevar poemas nuevos. Juro que ni se me ocurrió.
Y no digan que porque estoy acá no estoy haciendo nada. Todos saben que escribo en word mientras feisbuqueo y que necesito apoyo blogueril mientras escribo, que voy y vengo para que no me dé la angustia existencial.
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