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Siempre le pedía fresas a mi madre
y mi madre me gritaba
las fresas en mayo las fresas
en mayo.
Y cuando mayo llegaba
yo era un bosque de fresas
y en las piernas fresas
y en las muñecas
y en el puente de la risa.
Pero desde que la ingeniería genética
ha demostrado
que las fresas antiguas se equivocaban,
tengo fresas de enero a diciembre,
el lunes y el martes,
el miércoles
y el remiércoles
y también el 107 de abril.
Y ahora todo me es
un cansancio de fresas
y un tres por dos
y un bah
y un dejadme en paz.
BATANIA/NEORRABIOSO, Las fresas, La poesía ha vuelto y yo no tengo la culpa, Madrid, 2014, pág. 62
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