Camalotal y jangadero en La casona de Flores

Dice en feis Ciclo Carne Argentina

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Es improbable que haga frío en la noche de la Colección Invierno de Carne Argentina. Es improbable que tiritemos por el aire de agosto, tan improbable como que podamos ocultar esta sonrisa que nos corta la jeta desde que hablamos con él, desde que le dijo sí a nuestro convite humilde. Hace poco estuvimos en uno de sus recitales, nos reímos de sus chistes, de verdad, además de todo, tiene mucha gracia. Pero esas carcajadas eran interrumpidas por un llanto sorpresivo. ¿Por qué se llora frente a alguien así? ¿Por todo lo que se le negó a uno? Por la distancia que tenemos los citadinos de la humedad en las plantas de los pies muy cerca de las lampalaguas. Por todo el tiempo que se tardó uno en avisparse, en tener el pabellón de la oreja apuntando justito ahí, en ese lugar que estuvo siempre y que uno no pudo atisbar sino hasta ahora. Hace poco estuvimos ahí y lloramos en soledad; después, claro, nos lo confesamos. “No pude más, me eché a llorar”, habrá dicho cada uno en su momento cuando ese fogón al que asistimos se fue apagando. Pero ¡ay, nos salimos de la vaina! El sol misionero viene a calentarnos el rancho para siempre, el viejo río que va, cruzando el amanecer como un gran camalotal. Ramón Ayala llega a Carne Argentina, viene a leernos su poesía de cosechero, algo que sucede la semana que viene pero que vamos a atesorar por siempre. Vengan a festejar con nosotros este acontecimiento tan emocionante, que por un rato dejemos de rumiar y que sea un festejo de puro silencio para acopiar ese presente que llega, el viernes 15 de agosto, el La Casona de Flores, a las 21, como un jangadero lento que nos trae el río.

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