martes, 12 de agosto de 2014

Recuerdos del Día del ninio

Me acordé de cuando con todo mi aguinaldo compré el auto de Los Cazafantasmas.


Me acordé de cuando íbamos los cuatro a Casa Dalesandro en Sanmi y cada uno de ellos podía elegir, este día, el regalo que quería (era más divertido todavía que Navidá).


Me acordé de cuando se antojaba el menor con los Maxtill (???) y eran tan berretas que a la noche ya se le había salido un brazo.


Me acordé de cuando compraba bolsas de golosinas y había que hacerlas durar.


Me acordé de cuando le compraba a la nena todas las muñecas de paño que me gustaban a mí. (Iba a poner "que yo nunca tuve" pero es demasiado patético)


Me acordé de un payaso de círculos de tela que yo tenía cuando era chica y me encantaba (A ver si encuentro foto...)


Me acordé de mis muñecas que se sentaban duras con las patas para adelante y las manos abiertas (soy de la època preBarbie). Ah... acá las tengo sentadas detrás mío en el estante.


Me acordé de cuando se peleaban por jugar o no a algún juego de mesa de los que yo nunca entendí.


Me acordé de los años tras años que pasamos acumulando y usando a full crayones, lápices de colores y acuarelas.


Uy... Y me acordé del primer librito para pintar de mijito mayor: Se lo hice yo recortando dibujos y copiándolos en la hoja de al lado para que él los pinte. Creo que lo tengo guardado por ahí.


Mijita dice que no tuvo infancia porque yo le prohibía ver Chiquititas porque "le metía caquita en el cerebro". Yo digo que hice muy bien.


Mijita dice por qué les mando a leer Crepúsculo a mis alupnas y a ella no le dejaba ver Chiquititas, dice si no es la misma "caquita arruina cerebrito". Yo digo que no: que mejor llorar por un hombre-lobo y un frío que andar a los saltitos porque somos huérfanas.


Che, entre nos, hablar y escribir sobre hombreslobo con esta luna, ¿no será peligroso?


Me acordé de cuando tenían pesadillas y se venían a mi cama.


Me acordé del sillón Transformers (todavía está en el cuarto de Rafa pero ahora se llama sofácama) y cuando lo abríamos y nos metíamos todos debajo de la frazada a ver los dibus.


Me acordé de La vaca y el pollito. Creo que a veces también se los prohibía (la censura materna no iba contra el sexo, ni siquiera contra la violencia, pero seguro contra la estupidez).


Me acordé de cuando encontramos a "Perrita Negra" en las vías y nos la trajimos a casa.


Me acordé de cuando un vecino me gritó "Loca, dejá de gritarle a esos chicos" y salí al patio y le grité a él tambièn y terminó pidiéndome disculpas.


Me acordé de cuando mijito mayor le enseñó a sus hermano y hermana a andar en bici y a nadar.

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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...