De repente salí a la calle sola y tuve miedo. Estaba sola, bajo la llovizna en Av. de Mayo. Miedo caminando hacia el subte, cruzando la 9 de julio. Igual de repentinamente me subió el coraje por las piernas (desde los borceguíes, tal vez): estaba sola y caminaba y sabía , claramente,hacia dónde tenía que ir.
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