Ayer: Salí de casa a las patadas (como siempre que creo que no puedo, no puedo, no puedo y me obligo a poder), a las 8 en vez de a las 7 de la mañana. Llegué tarde a mi odiado práctico de Linguística, pero llegué y leí y participé y hasta creo que aprendí algo. Vi a los amigos ya migas en la facu, comí hamburguesa vegana en la puerta de Puán y me fui para el Centro Cultural de la Cooperación donde ocurrían las 2das Jornadas de Crítica y creación literarias. Mesas del día y del día anterior, notas interesantes para buscar y cosas aburridas para bostezar, amiga nueva cordobesa de las que se hacen porque una se sienta al lado, amigo nuevo de la facu de los que una se hace porque te viste en tres congresos seguidos. Y alegría y leer mis poemas de señora formal entre delirios muy interesantes y alta poesía de la fuerte.
Después caminar por Corrientes y por 9 de julio y por Rivadavia y tomarme un taxi por 8 cuadras que me dieron miedito para llegar a El perro andaluz y ver bailar a Silvana (qué mina linda, qué bueno verla lograr todo todo lo que la tuvo asustada toda la semana). Mesa para picar, una Estelita que nadie quiso compartir y hubo que sacrificar solita mi alma mientras los demás le daban a la coca o los tragos. Y volver en el auto con Sil, por la autopista, a contramano de Thelma y Louise, como si voláramos pero hasta casita.
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