SALPICA
Batania
Llevo seis días viviendo como una mosca llena de cebras furiosas.
Hay una mujer en mi casa.
Se pasea en cursiva del baño al dormitorio
y me va soltando toda su belleza de golpe.
Le digo que no salpique, pero no me hace caso.
A veces ríe, y llena el suelo de escarolas.
Una mujer en mi casa. Rusa. Torcaz. Exclamativa.
La conocí el domingo. Llegó a las diez de la noche
y a las once ya había ocupado todo mi cerebro.
Primero me alcanzó la mente y después me alcanzó
los labios.
Una mujer. Que no se vaya. No importa que salpique.
No puede irse.
Y yo que decía que el amor eran dos idiotas
mirando su reflejo idiota sobre una pompa de jabón idiota.
Y yo que decía que la felicidad no se puede sentir,
que solo se recuerda…
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