"La pedagoga queer Deborah Britzman señala que la teoría queer no es ni una afirmación ni un conjunto de contenidos que haya que aplicar, sino un compromiso. “Sus molestos y descarados principios son explícitamente transgresores, perversos y políticos: transgresores porque ponen en duda las regulaciones y los efectos de los condicionamientos categóricos binarios tales como lo público y lo privado, el interior y el exterior, lo normal y lo raro, y lo cotidiano y lo perturbador; perversos porque rechazan la utilidad a la vez que reclama la desviación como un ámbito de interés, y políticos porque intentan desestabilizar las leyes y prácticas instituidas situando las representaciones subversivas en sus propios términos cotidianos” (2002). Así, algunas operaciones movilizadas por la teoría queer (Britzman, 2005; 55) son: tomar partido por los objetos menospreciados, establecer relaciones impertinentes, considerar el juego ambivalente en la constitución de la experiencia, prestar atención a las condiciones que permiten que la normalidad ejerza control, comenzar en las líneas erróneas de las ideas para encontrar dónde rompe el sentido, se desafía a su objeto e inconscientemente invierte sus intenciones, y suponer el juego de la diferencia, la división y la alteridad de las prácticas de lectura."
valeria flores.-
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Charla convocada por el Grupo de Micropolíticas de la Desobediencia Sexual en el arte,
LabIAL. Facultad de Bellas Artes de la UNLP. Martes 15 de julio del 2014.
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