MARCELO DÍAZ
EL FIN DEL REALISMO. VIAJERO INSOMNE EDITORA
PRÓLOGO DEL LIBRO
Un espacio de convergencias - Por Mario Ortíz
En este libro, Marcelo Díaz despliega una poética absolutamente original y rigurosa. Hay un peculiar tratamiento de cierta imaginación científica que le permite configurar sus poemas como campos de fuerza donde se desplazan partículas que bien pueden ser granitos de polvo, seres humanos o cadáveres. La voz poética observa, evalúa trayectorias posibles: “Si fuera físico / escribiría sobre cómo los movimientos de rotación / nos devuelven de un modo imperceptible / al mismo lugar como la arena de los acantilados / depositada en esta región del hemisferio. / Ni siquiera un radar de baja frecuencia podría / encontrarnos juntos tomados de la mano. El sonido / la lengua concreta de los espejismos no circula en el vacío.”
Esas partículas intentan comunicarse, son como “satélites emitiendo señales / desde órbitas distantes”, pero no siempre lo logran; entonces el poema refiere “un mensaje por encima de las cosas”, de una señal cuyo código se desconoce. El lenguaje da cuenta de la imposibilidad de la comunicación en determinadas condiciones. De este modo, Díaz consigue que sus textos sean conmovedoramente humanos. La física habla de nosotros porque no es una mera metáfora, un símil que el poeta maneja con destreza: nosotros somos partículas en movimiento, somos —como se afirma en un poema— “máquinas / que por las noches / siguen funcionando / en la vibración electrónica del silencio.”
El lenguaje es seco, por momentos cercano a la concisión de una ley científica, pero de ningún modo carente de emoción, incluso de giros sorprendentes que nos dejan en estado de suspensión, como en el caso de ese “texto sobre una dimensión invertida (…) escrito por un hombre disfrazado de conejo.”
Díaz despliega una poética en la que cada texto es un pequeño estudio donde se explora un espacio de convergencias y de límites que se desplazan entre la física, el lenguaje y los afectos; un espacio poco transitado en la poesía argentina. De esta manera, hay aquí nada menos que una propuesta metodológica que debemos atender: abrirse hacia otros códigos, trazar campos donde un sistema (físico o biológico) fugue y devenga hacia otro sistema heterogéneo (el amor o la familia); donde un género tradicionalmente alejado de la poesía (ciencia ficción, policial, comics o crónica deportiva) revele toda su potencia al trabajarlo de un modo im-pertinente, por ejemplo desde el rigor formal del verso.
POEMAS DEL LIBRO
Monólogo de Donnie Darko
En algún punto del jardín descansa un motor diesel.
Yo no era nadie en el universo
pero dibujaba accidentes aéreos.
Esa era mi particular manera de estar integrado
a la vida de los aeropuertos
hasta que leí el texto sobre una dimensión invertida
que cambia o duplica las historias personales
escrito por un hombre disfrazado de conejo.
Viajar por el tiempo es una tarea abstracta
como imaginar una antena portátil
dentro de la bóveda celeste o calcular la trayectoria
de la turbina de un avión cayendo al abismo.
Quizás existió un proyecto distinto para mí
entre las diferentes opciones de la oscuridad.
Temprano pasaré de ser el fogonazo
de una bengala a la última grabación de una caja negra.
**
Catamarán
Fotograma: hombre con sombrero de mimbre
entrena a su pájaro en una balsa de bambú.
Es la doctrina del aire ¿Soñará con un bosque
una cúpula invertida en un espejo de pinos?
Tras el ataque el pescador recoge los peces
en un recipiente de paja. De otro modo
si desata el hilo de su garganta el ave
partirá lejos enfocada en el mapa de ruta
de las migraciones transcontinentales.
En condiciones seguras será como un arqueólogo.
Excavará el terreno, anidará en su propio islote
alejado del gráfico elemental de los ríos
pero en el fondo sabe, como lo saben
todos los pájaros acuáticos, que el método
es inalterable, lo mismo que sucede con
la ingeniería de las represas o el movimiento
de sable de un samurai. De repente
te extraño ¿Serás el pescador en la corriente
sosteniéndose con una soga en la mano?
Pronto una nube negra, liviana como
una alfombra voladora, estará aquí
y recorrerá tu interior como un collar
un regalo que alguien echó de menos.
a Tom Maver
**
Invierno
Manejabas en la noche y chocaste un ciervo.
Encendimos las linternas, no encontramos a nadie.
Éramos animales solitarios que
se extendían por el territorio como
la sombra de una mancha solar. La aceleración del motor
idéntica a la de las nubes del horizonte.
De haber tenido un perro rastreador
hubiese sido diferente. Existen espacios en blanco
que ni la fuerza de gravedad puede enmendar.
¿Dormiremos en el pico de los árboles
donde descansa nuestro auto
y nos desintegraremos con los campos
concentrados en la calma de los pájaros?
Lo más probable es que sin luz
perdamos la transparencia. Este accidente
no puede ser sino pieza de una maquinaria
con la misión precisa de fabricar olvido.
Aprendemos a cuidarnos
de los ángulos de la pérdida
como de la oscuridad que dejamos atrás
después de la onda expansiva.
En las rutas del futuro no existirán animales
que se eleven por el asfalto ni tampoco
seres como nosotros dispersos por el aire
como una llamarada
moviéndonos en la dirección del invierno.
MARCELO DÍAZ
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Tomado de
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