viernes, 18 de julio de 2014
Donde Macri llevó los adoquines que sacó de San Telmo
Dice Felix Bruzzone:
3 h ·
En el barrio cerrado donde Macri llevó los adoquines que sacó de San Telmo vive un químico que cuando hizo su casa se creyó arquitecto y terminó construyendo algo muy parecido a un hospital. Vive un italiano sexagenario al que su novia venezolana de veintipocos le hizo una nena igualita a ella; siempre se los ve muy felices a los tres de la mano. Vive una familia que nunca está, aunque sí sus perros atléticos que al menor descuido te muerden los talones o te saltan y te sientan; el más grande una vez me tiró a la pileta. Vive una rubia simpática que en una época me pagaba con cheques de 14 pesos. Vive una rubia que en 2008 le regaló mi libro "Los topos" a su marido, para el cumpleaños, y nunca me comentó nada de nada. Vive un pibe divino y muy gordo que vende repuestos para aviones y accesorios para paintball, todo online, y que una vez me dijo que conocía a una chica que había salido conmigo: nunca profundizamos en este tema. Vive otra rubia que cuando hablamos mira para atrás cada tres o cuatro segundos, una vez la cronometré. Vive otro italiano, pero es tan fanfarrón que hablar de él sería hacer una seguidilla de lugares comunes. Vive un impresentable que la vez que mi camioneta se quedó sin frenos y destrocé el portón de entrada al barrio quería hacerme pagar todo ahí mismo, llamá a mi seguro, pagá, no, si, no, si, chau. Vive una señora que ante el primer problema niega la evidencia y con la cual, para mantener la salud, prefiero no discutir. Vive la rubia que ayer cerró las cortinas del living para no verme. Vive una abogada de uñas perfectas que el año pasado, al informarle el aumento de temporada, me dijo a mí nadie me aumentó, y me echó. Vivía un piloto de avión que hace unos años le vendió la casa al italiano fanfarrón y me dejó una deuda de 70 pesos. Vive una familia que siempre en enero se va al sur y deja la pileta a mi cuidado; es muy lindo mantener una pileta que nadie usa, genera algo muy puro, una especie de amor platónico. Vive mucha otra gente a la que no conozco y a la que quizá conozca alguna vez. Ahí están.
Tomado de su muro de feis.
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Lunes por la madrugada...
Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...
que sonríe cómplice de amor...
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