Dice en feis : Felix Bruzzone
3 horas ·
Ayer un hombre apodado Sugus me dijo que él no mataría ni a un perro. Hoy, en la primera pileta del día, me salta al tobillo izquierdo un caniche llamado Tomi. Revoleo la pata, olvidado de que es la izquierda, la del meñisco lastimado, y la rodilla se traba. Duele pero logro destrabarla sin que se me caiga la bomba al piso y se rompa o rompa las baldosas o algún desastre así. Tengo puesta mi campera verde. Me siento miembro de un ejército de pileteros. Sé que matar a Tomi no sería homicidio sino acto de guerra. Antes habría que declararla, lógico. Esos detalles a veces se escapan. Entonces decido no convertirme en un criminal y recuerdo que el sábado al mediodía vi un caniche como este aplastado en el medio de la General Paz. Habría saltado de la ventanilla de algún auto de algún coleccionista de caniches, qué triste. Pero ahora el recuerdo me reconforta. Lo veo a Tomi ladrarme y es ese perro aplastado en la autopista. Sos una lámina de perro, Tomi, la figurita de un álbum, ¿quién te va a coleccionar, decime?, ¿vas a seguir ladrando cuando cierren el álbum y quedes a oscuras?, ¿y cuando tiren el álbum a la basura qué pensás hacer? Después sale la dueña, que algo escuchó, y reta al animalito. No le dice Tomi, para retarlo le dice "Tomás", como retaba al gato la mucama negra de Tom y Jerry. ¿Por qué le ponen nombre de gato a un caniche?, ¿es ignorancia, idiotez o perversión? Odio a los gatos. Ahora odio a los caniches. Pero antes de irme de ahí me sorprende un pensamiento y descubro que el odio es un sentimiento horrible, y entonces decido que, al menos por un rato, no voy a odiarlos más.
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