Reseña: El Mundo Resplandeciente
Es ineludible hablar de El Mundo Resplandeciente y no ahondar en la vida de la autora y el contexto sociopolítico en el que se escribió. Margaret Cavendish fue una escritora prolífica cuyas líneas separatorias entre su vida y ficción eran bastante difusas.
Descubrí a esta autora hace unos años, gracias a mi amiga María, a quien luego propuse escribir un artículo ensayístico sobre la obra de Margaret Cavendish y su papel como posible precursora de la ciencia ficción moderna. Ese artículo se puede encontrar en Infiltradas, editado por Cristina Jurado y Lola Robles y publicado en papel por Palabaristas.
Margaret Cavendish nació en 1623 y se crío en el seno de una familia acomodada inglesa. Aunque por entonces no era frecuente que las mujeres tuvieran una formación académica, ella tuvo el privilegio de poder acceder a grandes bibliotecas y adquirir conocimientos relacionados con diferentes ramas de la ciencia. Su interés por estos temas fue lo que marcó gran parte de su producción literaria, que gira en torno a la promulgación de teorías de renombrados pensadores, de su época o anteriores; así como sus propias teorías y reflexiones.
Puede que uno de los momentos más importantes de su vida fuese el exilio a París, junto a la reina Enriqueta de Francia, de quien era dama, debido a la guerra civil que se desencadenó en Inglaterra en 1640. Allí conoció a varias actrices (cuando en Inglaterra estaban prohibidas las funciones y ni mucho menos que una mujer interpretase cualquier papel) y a mujeres artistas de otras disciplinas. También sería en París donde conocería al que sería su marido, sir William Cavendish.
El matrimonio solía rodearse de diferentes personalidades relacionadas con las artes y las ciencias, manteniendo correspondencia con muchas de ellas o asistiendo a reuniones donde se discutían diferentes teorías sobre filosofía natural (lo que ahora conocemos como física); aunque Margaret Cavendish no siempre fuera bienvenida por su género.
El Mundo Resplandeciente (The Blazing World o The Description of a New World, Called The Blazing-World) fue publicada por primera vez en 1666. La autora firmó la novela con su nombre, algo impensable por entonces. Esto fue bastante criticado, aunque en aquel momento ya la apodaban Mad Marge debido a lo que en los círculos científicos formados por hombres definían como “excentricidad”.
La edición de El Mundo Resplandeciente de Siruela se publicó en 2017 y está editada y traducida por Maria Antònia Martí Escayol. Esta edición viene acompañada de un prólogo escrito por la propia traductora donde se relata el contexto histórico y los momentos más reseñables de la vida de la autora que influyeron de forma muy directa en toda su creación literaria, especialmente en la novela que reseñamos hoy. Se trata de una edición muy cuidada y completa que, en mi opinión, hace la lectura de la novela mucho más profunda. Puede que no sea una historia para pasar el rato pero sí es perfecta si buscamos una lectura mixta y divulgativa.
El Mundo Resplandeciente es una novela (y podemos decir que de las primeras), donde se nos muestra un mundo fantástico que podría entrar dentro de la categoría de utópico. Se trata de una descripción profunda y detallada de las características que lo conforman. Cuando la autora habla de un mundo no se refiere explícitamente a un planeta, pero si tenemos en cuenta que el Mundo Resplandeciente está conectado a nuestro mundo a través del Polo Norte, y que parece que tiene en común cuerpos celestes como el sol y la luna, podríamos decir que efectivamente se trata de un planeta ficticio.
Margaret Cavendish utiliza sus escritos para dar rienda suelta a su imaginación, pero también para exponer sus teorías y opiniones sobre las diferentes cuestiones que la preocupan. Esto es una reacción natural si tenemos en cuenta que en innumerables ocasiones, durante su vida, fue tachada como irrelevante y menospreciada por su condición de mujer. En El Mundo Resplandeciente esta necesidad es más que evidente y podemos encontrar diferentes momentos durante el relato con pseudomenciones y menciones casi explícitas a teorías formuladas por filósofos y científicos de la época.
La edición de Siruela es muy completa y podemos encontrar muchas anotaciones al pie de página a lo largo de la novela donde nos explican las relaciones entre algunos de los planteamientos científicos del propio mundo ficticio y las teorías de Hobbes, Boyle, Copérnico o incluso teorías de la propia Margaret Cavendish. Estas notas pueden resultar pesadas según el lector, pero a mí me parece que completan la obra. Personalmente no me han sacado de la lectura al ser esta más analítica que fugaz.
Este relato ficticio está dirigido especialmente a las lectoras, como dice la autora en el prefacio de la segunda edición. Además, El Mundo Resplandeciente no es una obra independiente; en su momento se publicó junto con Philosophical and Physical Opinions (la propia autora la califica como un apéndice a este), un ensayo sobre cuestiones de física, donde reflexiona sobre teorías promulgadas en la época y plasma también las suyas propias.
[…] Pero, ya que a la mayoría de las mujeres no les placen los argumentos filosóficos, he separado algunas de las observaciones citadas y así estas están aparte por sí mismas, por lo que debo expresar mis respetos presentándoles tales imaginaciones como si fueran mis contemplaciones. La primera parte es romántica; la segunda, filosófica; y la tercera es puramente imaginada, o (si así puedo llamarlo), fantástica.
Y si (las nobles damas) tienen la oportunidad de gozar con la lectura de estas fantasías, podría considerarme a mí misma una feliz creadora. Si no, debo recluirme para vivir una vida melancólica en mi propio mundo, que no puedo decir que sea un mundo pobre, si la pobreza es solamente falta de oro y joyas.
La obra, en mi opinión, nació de la necesidad de divulgación de conceptos que podían resultar complejos para personas que no tuvieran conocimientos sobre filosofía o física, entre otras razones; por lo que cumple, no solo la función de entretener (de hecho, esta sería la que tiene menos peso), sino también la de divulgar.
El Mundo Resplandeciente no es otra cosa que una descripción, tal cual, de un mundo ficticio; no tanto de los seres humanoides que lo habitan (la autora se limita a mencionar los tipos de criaturas que lo componen, pero no profundiza demasiado). La obra está formada en su mayor parte por worldbuilding (la construcción del mundo), lo que puede hacer de esta una lectura muy densa pero al mismo tiempo es lo que la convierte en una obra tan atractiva.
La narración comienza con la protagonista secuestrada por un marino mercader. Pero el secuestro no dura mucho porque una tempestad arrastra el navío hasta aguas del Polo Norte, donde toda la tripulación muere congelada. Es allí cuando la dama se encuentra con los seres antropomórficos que habitan en el Mundo Resplandeciente: hombres-oso, hombres-pájaro, hombres-piojo, hombres-pez… Cuando llegan a tierra, la llevan en presencia del emperador, quien se enamora de ella perdidamente y la convierte en soberana absoluta del imperio. Es entonces cuando la protagonista, siendo gobernadora, se reúne con las personalidades del estado, los científicos, sacerdotes y filósofos, porque tiene una gran curiosidad por saber cómo funcionan todos los aspectos de este mundo.
Entre otras cosas, preguntó la emperatriz cómo era posible que la raza imperial pareciera tan joven y que, como le habían informado, algunos vivieran dos, otros tres y otros cuatrocientos años, si era por naturaleza o por bendición divina. Le respondieron que existía cierta piedra en algunas partes de ese mundo que contenía arenas doradas. En el interior de esa piedra se producía una resina que tardaba un siglo en conseguir su fuerza y perfección. «Esa resina», dijeron, «si se guarda en el calor de la mano, se disuelve hasta convertirse en aceite y tiene los siguientes efectos: a un anciano decrépito, si lleva un pedazo de esta resina del tamaño de un guisante pequeño todos los días durante cierto tiempo, primero le hará escupir durante una semana o más. Después de esto le provocará vomitar flema. Y después vomitará humores de distintos colores» […]
El relato asombró mucho a la emperatriz; porque aunque en el mundo del que ella venía había escuchado grandes historias sobre la piedra filosofal nunca había oído que se hubiera encontrado, lo que le había hecho pensar que se trataba solamente de una quimera.
La emperatriz del Mundo Resplandeciente es claramente un alter ego de la autora. Durante la obra, expone no solo reflexiones sobre determinadas teorías científicas sino también una fuerte opinión conservadora y monárquica; que en unas ocasiones se manifiesta en boca de la protagonista y en otras a través de las explicaciones de los habitantes del imperio.
La protagonista también cuestiona la posición de las mujeres en este mundo, donde deben mantenerse al margen de las cuestiones políticas o religiosas, tanto directamente como indirectamente, según los sacerdotes del mundo, para no distraer a sus maridos. Aunque Margaret Cavendish fue la primera mujer recibida en la Royal Society de Londres, no ocurrió hasta después de muchos desplantes y humillaciones. Siempre que leo sobre este momento de su vida, no puedo evitar recordar a Emilia Pardo Bazán.
El Mundo Resplandeciente no tiene aspiraciones como obra de entretenimiento. Es una historia fantástica que pretende cobijar a la autora. Un lugar seguro donde puede expresar sus opiniones y plasmar sus conocimientos sobre diferentes temas. Es también un medio con un fin claramente divulgativo, y aun así tiene un encanto narrativo que la convierte en una novela curiosa y atrayente. En mi opinión, podríamos incluirla dentro de la ciencia ficción especulativa (además de la utopía), aunque con el matiz de que todo transcurre en un presente alternativo, en un mundo paralelo donde las leyes de la física que se discuten en el presente de la autora se confirman o se rebaten, pero ella forma parte activamente de todo eso.
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