Pero creí que, habiendo sobrevivido todo el verano y la sequía, con ese chorrito de agua de manguera, tardando dos horas en llenar el tanque, íbamos a aguantar hasta mejores momentos económicos. Pero no, ya pozo seco, napas bajas, caños inutilizables, reducción que impide poner una sumergible, desesperación y turno para la semana que viene.
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