Él no es mi papá, no es mi mamá, a veces puede ser mi hermano o mi amigo fiel, pero casi siempre es mi hombre y enloquece cuando yo no puedo hacerle de mujer y me pongo en nena abandonada. Hoy me cura amarlo así como ayer me enfermaba. Ya estoy contenta, no más, con que sobrevivamos a eso.
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