Ayer despejamos un cajón de la cómoda y ordenó su ropa ahí. No es que trajo toda su ropa por alguna causa en particular, es que fuimos lavándola acá y se fue haciendo una pilita que yo puse tímidamente sobre el sillón. Él me preguntó si no tenía una caja para guardarla, o sea que no amagó con llevársela de vuelta.
Por otro lado: yo decía que una mina, para marcar territorio en casa ajena, deja los calzones colgados de la canilla de la ducha. Él, en cambio, me dejó una camisa en el respaldo de esta silla que uso en la compu.
Por otro lado: me dijo que "había en lo de un amigo" una cama de plaza y media "para traer". Menos mal que no es de dos plazas, es "y media", como quien dice "casi".
Por otro lado (y no sigo sumando porque estoy en pánico): me autorizó a ir a San Miguel a comprarle ropa (cosa que él nunca hace y que no quiere hacer conmigo porque yo miro a los vendedores). Me dio bastantes indicaciones y que no recargue los precios porque él después me tiene que devolver las cuotas de la tarjeta.
No se rían: no decidimos juntos nuestra convivencia tan así ni recién casados legalmente a los 24.
No hay comentarios:
Publicar un comentario