Cuando estábamos casados, él se quejaba de que yo no le daba bola y yo decía que si no había sexo cada dos días a él se le empastaba la neurona y no había modo de hacerlo funcionar. Qué maldá la mía. Qué reduccionismo. Yo estaba con tres críos colgados de las tetas y trabajaba y enloquecía con la casa y demás y ni llegaba a saber qué era querer coger a la noche porque todo me sobrepasaba. Le decía que estaba todo bien, que cuando él quisiera yo la pasaba divino pero que no me pidiera muchas piruetas ni que saliera de mí porque para mí estaba bien el cariño y ya. Qué pobreza. Qué poco despliegue físico y hormonal.
Ahora, él trabaja entre 15 y 18 hs, yo estoy de vacaciones, chicos que jodan no hay, tenemos 40 y pico y no 20 y pico lo que juega a mi favor y en contra de él, yo lo espero a la noche o a la tarde, decidimos qué cenar, nos tomamos un vino o una birra, charlamos en la cocina o en el patio, caminamos de noche, salimos de visita o de helados, miramos pelis, comemos... y después de todo eso: ¡Yo quiero coger!!!!! Si no hay sexo la neurona no me funciona. Si no hay sexo siento que me quiere menos, que está lejos, que no lo caliento, que el mundo puede destruirse en una noche. Él me dice Estoy muerto y Tenemos toda la vida. Pero no me consuela.
Anoche se durmió primero y yo dando vueltas con un dolor de cabeza mortal. El dolor de cabeza me agarra por no coger, no "para" no coger. Ahí se produjo mi revelación epifánica, ahí comprendí sus momentos de desesperación de hace 20 años, sus angustias, sus celos, su seguridad de que yo cogía con otros. Ja. Qué graciosa es la vida.
Esta mañana parecía que sí, pero no. Y ya me veía yo desesperada todo el día. Se vistió y todo. Me dijo Basta que llego tarde al laburo (??????) Pero cuando miró la hora faltaban 20 minutos para su horario de salida. Hermosos 20 minutos. El mundo no será destruido hoy.
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