Volvió el Hombre del Fernet. En verano, en las quintas, la gente va y viene. Se llama Ezequiel. Lo decía el mensajito donde me pedía ir urgente a su pileta, que "la tía" estaba sacada porque había tierrita en el fondo. "¿Pero... hay fernet?", respondí. Me mandó una foto. Así que ahí estoy, con el barrefondo en una mano y el vaso de fernet en la otra. Está un poco nublado. Las nubes van y vienen. Este verano las nubes son como la gente de las quintas.
"La tía" lee un libro gordo, en una mesa. Trato de adivinar cuál es pero no se puede. Lo lee rapidísimo. Pasa las páginas como si aplaudiera. No creo que la lectura tenga ese ritmo. El ritmo lo pone la lectora. Temo que el final del libro llegue antes que el final del fernet. Eso sería una afrenta al fernet, que siempre es algo mucho más urgente que la literatura. Apuro el vaso. Fondo blanco. Ezequiel dice: "Tenías sed, eh". "Uf, sí". Siempre dije, amigos críticos literarios que me visitan, que habría que hacer un estudio sobre literatura argentina y fernet. Ese es un tema bien SXXI y bien década ganada. Pueden empezar con esta escena en la quinta habitada por Ezequiel y su tía, se las regalo. No sé si el libro que leía "la tía" era de escritor argentino. Más bien diría que no. Pero quién sabe. Por otra parte, amigos críticos literarios, ¿dónde está la literatura argentina?, ¿en lo que escribimos o en lo que leemos?
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