Deshojando.
Con mi madre yo aprendí,
que te quieren si sos bueno.
Y hoy descubro, desconsuelo,
que la vida no es así.
Que te quieren porque sí,
o muchas veces no saben,
como querer sin quedarse,
con una parte de ti.
Así fui por esta vida,
siendo bueno y complaciente,
prolijito, reluciente,
siempre el mejor de la clase,
hasta que un día ese traje,
apretado me quedó.
En cambiarlo estoy ahora,
mucho miedo da romperlo,
mucho frío al deshacerlo,
y desnudo deambular,
sin tentarse en retornar,
a esa prenda tan querida,
con que iniciamos la vida,
gracias a nuestra mamá.
Y así entre frío y enojo,
por sentir el desamparo,
voy hilvanando retazos,
de telas que recogí.
Modisto de mi ropaje,
quiero ser en esta etapa,
y en holgada túnica o bata,
ir medrando por ahí.
Si en mi armadura me viste,
hidalgo joven y bello,
no te asustes si hoy más viejo,
sensible y blando me ves.
De ser bueno no reniego,
afortunado me siento,
de aprovechar estos vientos,
que me empujan a cambiar.
Que permiten navegar,
y no vararse en la vida,
aferrando fantasía,
de complacer a mamá.
FS.
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