Estoy contenta. Me resigno a mi teorización constante, a mi estar midiendo mi vida y mis emociones todo el tiempo. ¿Eso hacen les escritores, o no? Y dentro de este mutar diario, hoy establecí dos de mis talleres antes virtuales en presencialidad en Saenz Peña: Ada, mi profe de castañuelas, ahora también es mi profe de baile. Me encanta como enseña y su cuerpa danzante, sus manos, su estilo, su capacidad para repetir y avanzar, repetir y fijar, repetir y convencerme de que esto es hermoso. Yo ya había tomado con ella un taller de sevillanas y me había deslumbrado su método docente y su paciencia, creo que me gusta porque se nota que le gusta lo que enseña y que está acostumbrada a enseñarle a niñas: me hace sentir muy buena e inocente.
Así es que martes salgo de mi casa 7.30, bondi, tren y clase de baile a las 9 y de castañuelas a las 10. Me pesa un poco con esta calor el viaje y el regreso a mediodía pero recién empezamos y todo irá siempre mejor.
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