Creo que ya lo había anunciado por acá, o solo en mi cabeza? Quiero escribir la historia de la flor del cebo con todo el peso, la fuerza, los detalles, los episodios que merece una novela. Me siento como Silvestre, el gatito que se comió a Piolín y la abuelita le golpea la cabeza y le repite: Escúpelo, escúpelo (que tengo la historia pero me atragando al tratar de contarla).
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