Siento la locura, el miedo, la violencia ajena y la propia. La ajena la rechazo, la critico, la puteo, la comprendo, la perdono, la justifico con pandemia y cosas de la vida. La propia no la tolero, no le encuentro motivos válidos, como si yo no pudiera también sentirme mal y hacerme problema por boludeces o hubiera elegido unas boludeces no autorizadas, no compartidas, que me delatan como boludeces y no tienen el peso y el perdón compartido que habilita y aprueba. No me soporto.
Me siento fastidiosa, preocupada, erizada, atenta a sonidos molestos, intolerante, percusiva, atravesada por hierros candentes, atemorizada, áspera, árida, capaz de morder, de arañar, endurecida, vibrante, tensa.
Ya me perdoné (no más por escribirlo).
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