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El ungüento mágico que hacía volar en escoba a las brujas
"Sobre los viajes de las brujas medievales, ya es conocido que la escoba no era más que el palo que usaban para untarse las mucosas de la entrepierna con los preparados enteógenos a base de vegetales, sobre todo provenientes de la familia botánica de las solanáceas".- Josep Fericgla.
Al untar el palo con estramonio, lo introducían en la vagina, lo que provocaba alucinaciones y orgasmos.
La leyenda de que las brujas volaban en escoba viene precisamente del uso del estramonio y de otro tipo de plantas tóxicas como la belladona o la mandrágora. El profesor Antonio Escohotado recoge en su monografía Historia General de las Drogas el fragmento:
«Las brujas confiesan que en ciertos días y noches untan un palo y lo montan para llegar a un lugar determinado, o bien se untan ellas
mismas bajo los brazos, y en otros lugares donde crece vello».
Los datos que manejan los historiadores revelan que las brujas untaban el jugo del estramonio, la mandrágora y la belladona en un palo o directamente en la vagina, lo que les llevaba a creer que volaban subidas a una escoba y les provocaba alucinaciones y orgasmos.
Elaboraban ungüentos porque la vía tópica era más segura que la oral, por los riesgos que entrañaba morir al ingerir una dosis más alta de la cuenta.
Estas prácticas de magia y brujería eran perseguidas por la Inquisición, que quemaba vivas a las brujas ante el temor de que fueran seres del averno.
Además de la mandrágora, la belladona y el estramonio, las brujas del medievo consumían setas de la especie amanita muscaria, según recogen los historiadores.
Mucho amor para uds
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