Terminé de leer novela de Ana María Shúa emergida en cuarentena desde la ola profunda de mis pendientes: La muerte como efecto secundario.
Es del tipo de CF muy próxima de la que siempre hablamos con Laura Ponce, pero que no es leída como ciencia ficción porque no es de aventuras y porque su autora no pertenece al fandom. De cualquier manera es muy dolorosa de tan genial. A nivel sintaxis es impresionante: sintaxis oracional y narrativa: cada palabra, cada frase, cada párrafo es una mano que te agarra las tripas y te las da vueltas. Muy impresionante la voz narrativa que le habla a la típica amada ausente y aprovecha ese formato para hacer desastres en nuestras cuerpas lectoras. Muy cruel con el cáncer de un padre y el odio de sus hijo e hija hacia su vejez decadente. Un futuro argentino en el que es obligatorio internar a les viejes en Casas a cierta edad. Un final con referencias explícitas a la utopía del final de Farenheit 451 pero mejor todavía.
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