Desde que me separé del que parece ser el único amor de mi vida, me decía a mí misma que yo no era yo cuando estaba casada con él, que lejos suyo volví a ser yo misma. Ahora le hago todo el circo que se me ocurre, le digo todo lo que quiero y lo que no quiero también, le payaseo, lo puteo, le contesto bien y mal, lo mando a cagar, lo cargoseo, le lloro, le reprocho, le agradezco, le cuento maldades y cosas que nunca le conté a nadie. Y él está deslumbrado.
Hoy me dice, al escucharme cuerear a no sé quién: ¿Por qué sos tan mala? Y le dije la verdá: Yo siempre fui así, lo que pasó es que contigo intenté ser "buenita" pero no me salió.
Él parece tan feliz...
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