Una noche del 76, en la Librería Gandhi del DF, se realizó la lectura pública de “Déjenlo todo nuevamente, primer manifiesto infrarrealista”. En la actualidad el manifiesto, redactado íntegramente por Roberto Bolaño, es objeto de estudio en numerosas facultades. En él se sientan las bases del movimiento que postulaba la auto marginación de las grandes editoriales y la concordancia entre vida y obra del poeta. Pues para los infrarrealistas no bastaba con ser poeta, también había que arriesgarse a vivir como un verdadero poeta. De esta forma, marginalidad, degradación y errancia se volvieron los principales mandamientos.
-“El riesgo siempre está en otra parte” –dice el manifiesto-, “el verdadero poeta es el que siempre está abandonándose. Nunca demasiado tiempo en un mismo lugar, como los guerrilleros, como los ovnis, como los ojos blancos de los prisioneros a cadena perpetua”.
El manifiesto comienza con una cita del cuento “La Infra del Dragón” del ruso Georgij Gurevich. Éste traza la imagen de los “infrasoles” o “soles negros”. Se trata de planetas oscuros en cuyo interior generan vida propia, independientes de un exterior que los ignora. Bolaño compara estos cuerpos con los poetas infrarrealistas dentro de la constelación cultural mexicana. Y su fin ulterior era impulsar la revolución. Para Bolaño, una suerte de revancha de lo ocurrido en Chile después del golpe de estado.
Matías Sánchez, en "El pasado infrarrealista de Bolaño".
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