La Reina Jerifa Mora
Romance sefaradí
La reina Jerifa mora, la que mora en Almería,
dice que tiene deseos de una cristiana cautiva.
Los moros, como la oyeron, muy deprisa se partían
de unos iban para Francia, otros para la Almería.
Mataron al conde Flores y a la condesa traían;
se la llevan de presente a la reina de Almería.
Tomad, señora, esta esclava, la esclava que vos querías,
que no es ni mora ni judía, ni es dada a la malicia.
Sino es condesa y marquesa, señora de gran valía.
La reina estaba preñada, y la esclava estaba en cinta.
Quiso Dios y la fortuna las dos paren en un día.
La esclava tuviera un hijo, la reina parió a una niña.
Las negras de las comadres, por ganarse su platica,
dieron el niño a la reina y a la esclava dan la niña.
Un día estando la esclava con la niña en la cocina,
con lágrimas de sus ojos lavó la cara a la niña.
¡Ay, mi niña de mi alma, ay, mi niña de mi vida,
quién te me diera en mis tierras, en mis tierras de Almería!
Te nombrara Blancaflor, nombre de una hermana mía
que cautivaron los moros día de Pascua Florida.
La reina la estaba oyendo desde su salita arriba.
¿En qué conoces a tu hermana? a esa hermana tan querida.
Por un lunar que ella tiene, debajo de la tetilla.
Y ahí se conocieron las dos hermanas queridas.
Y al día por la mañana, se fueron para la Almería.
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