martes, 22 de enero de 2013

Mi útero feliz y su fábrica de gloria y vanidad



ENSAYO | 'Las buenas chicas no leen novelas.'
Que se muera Bovary

¿Es la literatura machista? La italiana Francesca Serra responde

Luis Alemany | Madrid
Actualizado martes 22/01/2013 12:40 horas


Muchos lectores se habrán encontrado estos días con el inevitable artículo sobre el "machismo gafapasta" publicado por el periódico 'Diagonal'. Su tesis, en resumen, es sencilla: la música popular, también la sofisticada, la menos vulgar, es sexista en su manera de trabajar y en los mensajes que emite. Tras su lectura, los chicos ponemos cara de "no me consta" y las chicas se pelean entre ellas en las redes sociales: ¿Aspavientos? ¿Denuncia necesaria? ¿Feminismo repipi? ¿Un tabú roto para bien? ¿Manipulacion? ¿Resultará que ahora soy yo la machista?...

Más leña: la editorial Península publica ahora 'Las buenas chicas no leen novelas' de la italiana Francesca Serra, que llega presentado como "un ensayo que entra, con un cuchillo entre los dientes, en el debate sobre la relación de las mujeres con la lectura".

¿Debate? Sí, por ejemplo, en torno la imagen eterna de la chica guapa y soñadora que lee novelas para evadirse de su vida un poco frustrante. Un 'caramelo' para la mayoría de los muchachos. "Los estereotipos son, en general, poco agradables. Y no suelen desaparecer en el vacío", explica Serra a ELMUNDO.es en un correo electrónico. "Éste, en concreto, encarnado por la protagonista de la célebre novela de Flaubert, Madame Bovary, trae un lado tan oscuro que incluso hoy en día, después de un siglo y medio, no ha dejado de perturbarnos. Pero la huida de las mujeres de la escuálida realidad a la triste ficción no es sólo un estereotipo. Se trataba de un claro reflejo de la opresiva sociedad victoriana. Hoy en día, tal vez, [sea] un reflejo de nuestra sociedad brutalmente líquida".

Otro ejemplo: cuando se charla con profesionales de la literatura, también con mujeres, sobre la ñoñería de la oferta editorial, a menudo aparece la frase de siempre, dicha medio en broma medio en serio... "Es que ya sólo leen novelas las mujeres". ¿Cómo suena eso? "Suena como si trataran de endosarme, por enésima vez, el vestido rosa del chivo expiatorio. Justificar la mediocridad de la oferta con la demanda es una estratagema comercial de bajo nivel, que evidentemente siempre funciona. Si funciona para la comida basura, la telebasura y el arte basura, ¿por qué no debería funcionar con la literatura? Al final resultará que toda la basura cultural, política y social de nuestro tiempo, acumulada por los ejecutivos varones que se han mantenido firmemente en el poder en todo el mundo, se atribuirá al mal gusto de las chicas".

¿Y cuando se dice, tercer ejemplo recurrente, que Vargas Llosa es un escritor para chicos y García Márquez, un escritor para chicas? "No me parece que sea una manera de hablar bien de García Márquez, ¿o me equivoco? Esta sentencia muestra cómo la figura eterna de la lectora que devora libros para su entretenimiento puro, alejada de cualquier reflexión, sirve todavía para distinguir el bien del mal, lo bajo y espúreo de lo alto, lo sublime; los productos comerciales de los intelectuales, la basura sentimental de las obras de arte. En tanto alegoría del consumo moderno de libros, a la lectora, parece ser, nunca le ha hecho falta un cerebro complejo. Le basta con un poco de dinero en el bolso y un útero siempre alegre".

Tuvo que aparecer la palabra 'útero', y además alegre. Serra habla en su ensayo de las "pornolectoras" para ilustrar esa imagen de la chica letraherida, apetecible y, en el fondo, un poco boba, hecha para la contemplación de los chicos. Y los hombres, instintivamente, pensamos qué hemos hecho esta vez. "La lectora ha sido, desde el siglo XVIII, sometida a un papel recurrente y unidimensional: la consumidora voraz de literatura de bajo nivel. Hoy en día, cuando las estadísticas nos hablan de la victoria cuantitativa de las mujeres lectoras sobre los hombres, debemos entender que esto no es una buena noticia. Es únicamente la conclusión de una larga historia de prejuicio: la idea de la mujer como ser sugestionable e impresionable que hace de ella, hoy, la reina de nuestro tiempo de la mercantilización extrema del mundo editorial".

En ese sentido: ¿por qué, si hay más lectoras que lectores, hay más escritores que escritoras? "Por la misma razón por la que, en el mundo, hay más mujeres electoras que [mujeres] electas. La lectura es una actividad más pasiva respecto a la acción, en cierto sentido heroica, de la escritura. Más pasiva y sin autoría: el que lee es una persona X, sin nombre, a diferencia del autor que firma su libro. Y las mujeres han estado educadas, durante siglos, para mantener una relación especial con el anonimato".

Y la última: alguna vez apareció publicada una entrevista de Martiin Amis que decía algo así como que en la historia de la literatura, había mujeres novelistas importantes pero casi no podía nombrar a mujeres poetas. ¿Otro cafre? "Creo que, en realidad, lo que dice Amis no es cierto. Podría ofrecer muchos ejemplos contrarios (de Emily Dickinson a Sylvia Plath). Pero esta manera de refutar los prejuicios masculinos, magnificando la obra de la mujer intelectual, me cansa hace tiempo. Prefiero apuntar más alto, cuestionando el funcionamiento global de la máquina sexista literaria, hecha por hombres y para hombres, necesitada siempre de una gran cantidad de espectadoras-lectoras, que trabajen a tiempo completo en su fábrica de gloria y vanidad".

Tomado de http://www.elmundo.es/elmundo/2013/01/22/cultura/1358854798.html

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