Acabo de escucharlas en una charla de la Fiesta del Libro y la Cultura 2020 y se afirma en mí la sensación de generación, de camada, de movida de escritoras a la que pertenezco. No por arrogancia (que no he publicado nada que pueda compararse con la obra de estas dos grosas) sino por elección, por orgullo, por lectora, por familia cisne tanto tiempo buscada, por tarea que me impongo con amor y pleno sentido. Parecerá una pavada pero una cosa es escribir "porque me sale", "porque me gusta" y otra muy distinta es saberse escritora en un tiempo y un lugar determinados, conocer los temas y los modos que me interesan y estar decidida a recorrer los caminos de aprendizaje que sean necesarios porque ES lo que quiero hacer.
Dejo que la Enriquez me ponga consignas como la que llevar a la literatura los monstruos de nuestros lugares como fue llevado Drácula. Hoy ella contó que tiene una abuela mitad guaraní y mitad italiana y empecé a dejar a las "coincidencias" me tranquilizaran dándome causas (innecesarias pero placenteras) para mis elecciones y amores literarios.
Esta mañana también escuché a Gabriela Cabezón Cámara hablando "como a mí me gusta" con la conductora mexicana del postcard "Hablemos escritoras": militando el feminismo, el contracanon y no haciéndose la otra como en las cátedras de la UBA.
Ahora leo por primera vez Una excursión a los indios ranqueles para enseñarle a putear y destruir estatuas de Sarmiento a mi nuevo personaje adolescente en escuela del 2023.
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