sábado, 27 de mayo de 2017

Decir (riendo) cada tanto al monstruo

Dice en feis Mariano Saba
7 h
Ayer fui a verlos leer Pavlovsky. Dos máquinas imparables de actuación. Una confirmación de que inscribirse en la escena exige diferenciarse de lo real provocando una distinción rotunda en el registro de las intensidades. Una forma tan presente de decir, de intercambiar gestos, miradas, palabras. Y humor, un humor que salva. Salva de la caída y recuerda que hubo una épica feliz de la resistencia. Una épica no sólo retórica sino física, una forma genial de preguntarse cuánto falta, de cuestionar el desprecio sistemático de lo que no es oficial o de lo que no produce dinero o de lo que molesta por sucio, por pobre. Difícil escaparle a una lectura que te deja retumbando: "el hambre no tiene tácticas, el hambre tiene hambre". Es claro que el imperio sigue existiendo, pero Pavlovsky en el cuerpo de Bartís y de Brisky pareciera insistir en que hay que denunciarlo por su nombre de vez en cuando para poder conjurarlo. Aunque en lo diario prime lo banal, aunque resulte menos espectacular: decir (riendo) cada tanto al monstruo para no creerse la pavada.
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