lunes, 16 de mayo de 2016

Un cuerpo se puede multiplicar infinitamente

Lecciones de erotismo para recordar que la vida es salvaje y pervertida




El encuentro erótico comienza con la visión del cuerpo deseado. Vestido o desnudo, el cuerpo es una presencia: una forma que, por un instante, es todas las formas del mundo. Apenas abrazamos esa forma, dejamos de percibirla como presencia y la asimos como una materia concreta, palpable, que cabe en nuestros brazos y que, no obstante, es ilimitada. Al abrazar a la presencia, dejamos de verla y ella misma deja de ser presencia. Dispersión del cuerpo deseado: vemos sólo unos ojos que nos miran, una garganta iluminada por la luz de una lámpara y pronto vuelta a la noche, el brillo de un muslo, la sombra que desciende del ombligo al sexo. Cada uno de estos fragmentos vive por sí solo pero alude a la totalidad del cuerpo. Ese cuerpo que, de pronto, se ha vuelto infinito.
Octavio Paz
Por un lado, el erotismo se concibe como el fruto de un impulso ciego que nace en el momento del paroxismo, y por el otro, como una contradicción, se dice que se constituye como un acto  lúcido  y totalmente intencionado. Entonces, ¿qué debemos creer?
Es difícil encontrar una respuesta que abarque todas las interrogantes sobre el acto erótico y seguramente faltará más tiempo para siquiera acercarnos a una pequeña parte de su verdad. Por fortuna, justo en medio de estos dos polos se encuentra un pensador francés que intentó ordenar este caos.

Georges Bataille parte de que el humano es el único ser consciente de su muerte y por ello tiene una necesidad de continuar su existencia, aunque sea en un plano simbólico, con su descendencia. En esta reflexión se encuentra la parte lúcida del erotismo.

Bondage


En el lado opuesto, al ser consciente de la finitud del ser, se crea un acto que busca transgredir con esta ley natural, la cual fortalece los instintos pasionales y nos impulsa a la perversión y lo salvaje. La transgresión no es colocarse más allá de la ley, sino al borde de ella, en el límite de lo tolerable.

Por eso lo erótico nunca llegará a ser grotesco o vulgar, porque siempre está sujeto a los límites de la naturaleza. Quien diga que el erotismo se asemeja a lo pornográfico, está totalmente equivocado. Si se llegara a encontrar una situación de duda, lo mejor es volver a plantear nuestro punto de vista y diferenciar de manera acertada lo uno de lo otro.

Para ejemplificar lo anterior, se muestran una serie de pinturas eróticas que en algún momento de la historia fueron consideradas pornográficas, pero bajo los lineamientos estrictos sólo son salvajes y pervertidas, o dicho de otra manera, están en el límite de la decencia.



“El cuerpo de mi pareja deja de ser una forma y se convierte en una sustancia informe, en la que me pierdo y me recobro”.

Leda y el cisne | pinturas eróticas

Leda y el cisne – Miguel Ángel

En la mitología griega, Zeus baja al mundo terrenal cautivado por la belleza de Leda. Él tiene que transformarse en un cisne para burlarla y unirse con ella. Del mismo modo que en el mito, alguna vez llegamos a ser encantados por la belleza de alguien y si logramos juntarnos con esa persona, seremos poseídos por el erotismo, despojándonos de nuestra identidad para ser uno con el otro.



“Nos perdemos como personas y nos recobramos como sensaciones”

Masturbacion klimt | pinturas eróticas

Masturbación – Gustav Klimt

Al sufrir un salvaje despojo de identidad, lo que resta es abandonarnos a nuestras sensaciones. El erotismo nos transporta a un lugar sin inhibiciones al límite de lo prohibido. No hay que temer echar un vistazo a lo que hay más allá, al final, cuando se termine dicha euforia, es inevitable regresar a la decencia.



“A medida que la sensación se hace más intensa, el cuerpo que abrazamos se hace más inmenso”

Alegoría de venus | pinturas eróticas

Alegoría de Venus – Agnolo Bronzino

En este arrebato de emociones la percepción de los cuerpos se alteran ante la insuficiencia de conocer a través de los ojos. Lo mejor es cerrarlos y dejar que nuestro tacto reconozca al otro de la manera que mejor le convenga.



“Sensaciones de infinitud: perdernos en ese cuerpo”

Siete bañistas | pinturas eróticas

Grupo de Siete Bañistas – Paul Cézanne.

Una vez que se cierran los ojos, un cuerpo se puede multiplicar infinitamente, todo depende del grado de placer al que quieres llegar.



“El abrazo carnal es el apogeo del cuerpo y la pérdida del cuerpo”

Amigos | pinturas eróticas

Amistad – Egon Schiele

Entonces nos entregamos al cálido abrazo de un cuerpo externo, que nos eleva a un plano donde no hay formas para saciar el más profundo deseo erótico que guardamos. Somos seres salvajes que gozan de una existencia sin forma.



“También es la experiencia de la pérdida de la identidad: dispersión de las formas en mil sensaciones y visiones”

El jardín de las delicias | pinturas eróticas

El jardín de las delicias –  El Bosco

En ese lugar donde sólo somos sensaciones, el placer nos inunda y despierta nuestro lado pervertido. Todo está permitido, una mordida, una bofetada, sea lo que tu instinto erótico proponga, debe estar al alcance.



“Un instante después, el cuerpo vuelve a ser cuerpo y reaparece la presencia”

Venus del espejo | pinturas eróticas

Venus del espejo – Diego Velázquez

Al final del acto erótico, una vez saciada nuestras pasiones, volvemos a recuperar nuestra identidad. Lo que sigue es vestirse con los atuendo y continuar con la vida.



Estas imágenes se encuentran al límite de lo salvaje y perverso para dar pauta a lo erótico. Seguramente conoces más obras que enriquecerían este texto. Sólo recuerda hacer la correcta distinción entre lo erótico y lo vulgar.

Las lecciones fueron extraídas del ensayo “La llama doble: amor y erotismo”, de Octavio Paz.




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