La que me quiere cuando soy chiquita y me maltrata cuando me despliego. La mezquina, la mediocre, la cartucha, la de piernas cerradas y culos constipados. La que me hace dudar sobre si habrá algún defecto irreparable en mí que me hace confiar, ilusionarme, una y otra vez.
No pasa ná. Ya lo dije tantas veces... Ya inventé tantas metáforas para explicármelo a mí misma, yo: la cabeza dura. Tengo la metáfora de la palmera y lo alto que subo y cuánto me duele la caída, la metáfora de la monstruosa y sus espadas cortacabezas, la de la niña llena de globos y la poca destreza para esquivar las pinchaduras de la maldad.
Miren qué apretada quedó Alicia en esta casita:
Ilustración de la genial Rebeca Dautremer
No hay comentarios:
Publicar un comentario