Anoche con mi señor, luego de ravioles con salsa roja y salsa blanca que hizo él mientras yo daba indicaciones pero le salió muy picante, tuvimos una larga charla teórica, sin motivos personales anecdóticos coyunturales (no me acuerdo cómo empezó) si descartamos su frase "me tenés la cabeza así con el feminismo y el machismo", donde intentamos definir y ejemplificar qué es ser hombre, macho, mujer, hembra, pareja y otros temas afines.
Lo mejor de todo fueron sus miradas de sorpresa, de hacer fuerza para entender, su dejarme claro que sus celos no son, según él, por machismo sino por boludismo y mi confianza en él es por mayor apertura mental.
La nena, mala onda, abrió la puerta del cuarto en la mitad y tiró un "a ver si bajamos la voz". Y eso que estábamos charlando sin discutir. ¿Habrá sido mucho vino entre los dos y el picante?
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