domingo, 1 de julio de 2012

La fuerza irrefrenable


“Los monstruos representan la fuerza irrefrenable —y el atractivo irresistible— de las pasiones desatadas, de las necesidades y apetitos más profundos, de todos los actos que escapan a la razón y al equilibrio impuesto en el que pretende vivir la sociedad. Son la anomalía. Son lo que, de modo violento, no encaja en la normalidad.
En el deseo de destruirlos, en la embravecida furia de la turba armada de antorchas que a menudos los persigue y acorrala, hay repugnan¬cia y horror, y también un profundo terror. Pero en esa repugnancia hay hipocresía. En ese horror hay muy poca autocrítica. Y lo que teme ese terror es que tal monstruosidad sea contagiosa.
Sin embargo no hay escapatoria.
Todos esos monstruos que alguna vez narró la humanidad están dentro de nosotros.”


Laura Ponce

2 comentarios:

Laura Ponce dijo...

Gracias!
Me siento muy honrada de que me cite :-)

Las cosas del querer dijo...

Ayer leí la cita y me hizo mucho ruido, está bellamente escrita, pero no comparto la idea de que los monstruos representen nuestra parte oscura, por así decirlo.Aunque ciertamente es verdad, quiero pensar que los moustros sí existen, son abominables, terribles.Y no le hace bien al pacto de lectura que "racionalicemos" tan diàfanamente la naturaleza del monstuo desde lo inconsciente porque los mostruos son, ante todo, creaciones artísticas.
y a los editores les pediría que no nos expliquen prolijamente lo que nos atemoriza de estos personajes.Pues no creo que un sujeto de la cultura que se sienta a leer sobre monstruos tenga tanto que ver con ellos: la mayoría de nosotros no ha comido niños perdidos, ni tiene un antagonista con el cual debe pelear hasta morir. La mayoría de nosotros no tiene laboratorios secretos ni cadáveres de humanos en la heladera.Tampoco tenemos como meta prioritaria dominar otras galaxias.Por suerte para la ficción, nuestras vidas son menos interesantes y más previsibles:matamos lentamente nuestro propio entorno terrestre con basura.
Oh, bella Laura Ponce, no te ofendas, pero quiero monstruos ajenos a mí.No me digas que el mal está en nosotros, pobres seres que apenas llegamos a fin de mes con nuestro salario, déjame irme a la otredad aunque bien sé que tarde o temprano me encontraré comigo misma...

Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...