martes, 21 de julio de 2009

Oblogo: blogueros en revista

(Reproduzco el editorial)


Navegando entre dos mares

Hace aproximadamente un año, el escritor José Pablo Feinmann declaró en un reportaje que cualquier pelotudo tiene un blog (http://www.youtube.com/watch?v=g6sWDwpBxRQ). La frase es literalmente cierta: el blog no impone barreras de entrada; cualquiera puede abrir uno en minutos. Claro que los razonamientos válidos van de lo general a lo particular y, por lo tanto, cualquier pelotudo tiene un blog no implica necesariamente que todos los que tienen un blog son pelotudos.

Feinmann critica la producción blogueril comparándola con el trabajo editorial de las redacciones de los diarios: "A la mayoría de los que escriben blogs", argumenta, "un buen jefe de redacción les daría una patada en el culo y los echaría por la pésima prosa que tienen". ¿Es relevante la comparación? Podría pensarse al blog como un espacio lúdico y de expresión personal. El blogger puede tener algo de periodista, como también de poeta, novelista o comentarista cultural. Un blog, por otra parte, puede ser simplemente una herramienta de interacción social que posibilite charlas de café con los amigos. En resumen: el blogger no tiene por qué ser evaluado con los cánones estilísticos o de rigor de tratamiento de los temas que se aplican a un periodista profesional

La argumentación de Feinmann es elitista (dice que el democratismo de los blogs "es agraviante con el lector") y da por sentado que en las redacciones de los diarios todavía se cuida la ortografía y la gramática (la lectura de cualquier matutino lo desmiente). Por otra parte, en todo el mundo el modelo de la redacción periodística de los diarios está en crisis, amenazado por el avance de Internet. Los diarios en papel están perdiendo sus fuentes de ingresos porque los usuarios buscan información en la web y no necesitan pagar para publicar un aviso clasificado ni para leer las noticias. En el mundo "blogalizado" (la expresión es de Birmajer) no se puede sostener el costo de las grandes redacciones, las cuales tambalean ante la competencia de los cientos de voces que se expresan hoy en la blogósfera y que consiguen la atención del lector. Este avance es irreversible. Ya los antiguos griegos pensaban que la invención de la escritura mataría la inteligencia y la memoria humanas, pues no haría falta esforzarse en recordar; y quizás más de uno habrá pensado al conocer la imprenta de Gutenberg: "Ahora cualquier pelotudo publica un libro". Pero la escritura, la imprenta y los blogs terminaron por imponerse.

Feinmann sí tiene razón al decir que Internet está llena de basura. Pero junto a este nivel sin precedentes de ruido, videos de chanchos que bailan y perros que andan en skate, también encuentran su oportunidad de salir a la luz algunas voces que tienen algo nuevo e interesante para decir, y una forma nueva de decirlo. Poco a poco, tras un trabajo de años, nuevas plumas (o teclados) como Hernán Casciari, Carolina Aguirre, Podeti o Elena Paoloni, entre otros, empiezan a cosechar ejércitos de seguidores. Ahora bien: separar la paja del trigo puede consumir mucho tiempo.

Todo lo anterior sirve de introducción para presentar a Oblogo (www.oblogo.com), el emprendimiento que estamos llevando adelante Gustavo Faigenbaum, Gerry Garbulsky y Sonia Faigenbaum. Oblogo es una revista de distribución gratuita que consiste en una selección de lo mejor (a nuestro criterio) de la blogósfera. Empezamos a salir en abril de este año y vamos por el octavo número (ya hemos regalado unos 100.000 ejemplares). Una de las misiones de Oblogo es ahorrarle al lector el trabajo de filtrado, acercándole esas perlitas ocultas en el océano internético a lectores que las desconocen. La revista se distribuye mayormente en el microcentro de Buenos Aires durante el horario de salida laboral, lo cual responde a otro de nuestros objetivos: hacer más agradable la experiencia del regreso a casa; ayudar a la gente a desconectarse de las mezquindades y el cortoplacismo de la vida cotidiana (a cuánto cerró el dólar, qué ropa se puso Wanda Nara, qué declaró Aníbal Fernández) y ofrecer experiencias de lectura divertidas y novedosas.

Pero ojo: el propósito no es que la gente se desenchufe o se escape de la realidad, sino todo lo contrario: ayudar a la gente a reconectarse con las dimensiones de la vida que más valen la pena. Los artículos y relatos que publicamos en Oblogo dejan a los lectores reflexionando sobre sus relaciones con su propio cuerpo, su historia, su pareja, los productos que consumen, así como la ciudad, el país y la sociedad en la que viven. Rescatamos lo mejor de ese enorme caldo de cultivo que es la blogósfera y facilitamos su llegada a gente que tal vez todavía no lee blogs. Le mostramos a los lectores formas alternativas de ver el mundo y la vida. Nuestra meta es ser una publicación de alto impacto sobre el clima cultural argentino. Ésta es la misión última (y más ambiciosa) de la revista: elevar el nivel del debate.

La originalidad de Oblogo proviene del modo en que jugamos con la frontera entre lo online y lo offline. Buscamos contenidos atrapantes en los blogs y los publicamos en papel; llevamos al papel, también, las respuestas de los comentaristas, permitiendo así que quienes no están familiarizados con los blogs tengan un acercamiento a su interactividad. Al mismo tiempo, usamos herramientas 2.0 (nuestras comunidades en facebook, twitter y flickr y nuestro sitio en oblogo.com) para recibir sugerencias de contenidos interesantes (piezas gráficas para la tapa, blogs que deberíamos considerar, etc.). También tenemos una red social offline (los "Embajadores Oblogo") que distribuye la revista a amigos y conocidos. En todos estos aspectos, la respuesta de los lectores ha superado por mucho nuestras expectativas: hay fanáticos que coleccionan sus Oblogos, que esperan con impaciencia el próximo número, que son capaces de quedarse hasta más tarde en el trabajo para encontrarse con un distribuidor de la revista.

En resumen: aspiramos a que Oblogo permita amalgamar lo mejor de los dos mundos a los que Feinmann ve como opuestos: la interactividad, dinamismo, espontaneidad y democratización de la producción escrita que permite Internet, y la calidad de formato y diseño y la excelencia de los contenidos que han sido tradicionalmente el objetivo de los medios en papel. Y creemos que lo estamos logrando.

Los invitamos a bajarse un PDF con el último número de Oblogo optimizado para imprimir en A4 haciendo click aquí. En nuestro sitio también pueden suscribirse para recibir los números futuros. Y quienes estén interesados en recibir la publicación en papel pueden consultar los updates al cronograma de distribución que solemos publicar en twitter.com/o_blogo y en nuestra Facebook fan page en tr.im/obfa.

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que sonríe cómplice de amor...