Clarín.com » Edición Sábado 21.12.2002 » Revista Ñ » Poemas de belleza, paz y felicidad
POR JUANA BIGNOZZI
Poemas de belleza, paz y felicidad
Por Martín Prieto
El nuevo libro de Juana Bignozzi se llama Quién hubiera sido pintada (2001) y marca una diferencia programática con su obra anterior, recopilada en 2000 bajo el título La ley tu ley. La nueva Bignozzi es, en apariencia, menos política, menos ideológica, menos autobiográfica y escribe sobre cuadros. Delacroix, Léger, Appel, Rotkho forman parte de una antología arbitraria y aparentemente pacífica. Pero detrás de la serenidad de la belleza, aparece la guerrera Bignozzi dando cuenta de la vanguardia artística y política, de las clases sociales y hasta, por qué no, como en el magnífico Olimpia Manet, dejando caer sus opiniones sobre la nueva poesía argentina: "no me visitan los atrapados entre/ el minimalismo y la narratividad".
P: ¿Cómo es su último libro, "Quién hubiera sido pintada"?
R: Es un libro de pintura. Son poemas de pinturas, sobre pinturas, de la mirada sobre la pintura. Pero esta relación entre el poema y la pintura no es lineal: hay momentos en que habla el cuadro, momentos en que hablo yo, momentos en que hablo yo de mi mirada o del cuadro que me mira.
P: Pese a la decisión retórica de escribir sobre cuadros todos los poemas tienen un repliegue autobiográfico, como cuando a propósito de Tiziano hablás de tu casa de Saavedra o cuando, vía Fernand Léger, escribís sobre los pies de tu madre.
R: Sí, debe ser la clave del enganche mío con esos cuadros. En ningún caso se trata de una aproximación objetiva a una obra: yo no miro como miraría un cuadro un crítico de arte.
P: ¿Qué diferencia encontrás entre este libro y los anteriores?
R: Total. Digamos que quería, y no me animaba todavía, a no estar yo tan presente en mis poemas. Es cierto que aquí sigo estando yo, pero de un modo más lateral, como un observador. No hay, como en mis poemas habituales, una presencia invasora del yo. Y también quise hacer con mis poemas objetos bellos. Yo que hago una poesía tan guerrera, quise hacer ahora poemas de belleza, de paz y de felicidad, que son cosas en mi vida muy importantes también.
P: Suena extraño en una poeta política.
R: No, yo no soy una poeta política. En todo caso, soy una poeta ideológica. Para hacer poesía política hay que tener una voz que yo no tengo. Pablo Neruda es un poeta político. A veces lo fue Raúl González Tuñón, pero era demasiado lírico para ser político. La poesía política es de barricada, es electoralista: tiene un fin. El poema de Neruda sobre O''Higgins, por ejemplo: eso es gran poesía política. Yo, en cambio, hago poesía ideológica. Mi poesía está totalmente pautada por mi formación ideológica. Inclusive esta idea de los poemas paisajísticos tiene como fin ver si logro serenarme un poco. No lo creo...
P: ¿Cómo es esa ideología?
R: De izquierda, naturalmente. Marxista. Con muchas dudas y tentaciones hacia el peronismo, sin poder llegar nunca a ser peronismo. Eso yo no puedo dejar de ser.
P: Vos fuiste siempre muy reactiva a la poesía feminista. ¿Por qué?
R: El feminismo literario parte de un presupuesto: que la mujer poeta o escritora, viene a rescatar la voz callada de la madre. Y yo no tengo ninguna nostalgia de eso. No tengo que recuperar la voz de mi madre, porque ya ella la había recuperado por su cuenta. Desde mis bisabuelas, todas las mujeres de mi familia trabajaban fuera de casa: no vengo de una familia de mujeres calladas. Digamos que he tenido que luchar como persona y no con el plus de ser una mujer.
P: Pero también fuiste muy reacia a ser incluida en el combo de las mujeres escritoras, a formar parte de ...
R: ...¿el gueto? Es que tengo una muy mala relación con los grupos estructurados defensivos. Yo no quiero, no me interesa estar en un lugar que elimina una parte de la mirada del mundo. Y además: las mujeres poetas siempre hemos sido objeto de burla fácil. Armar un grupo donde, por lo general, hay una buena poeta y diez o doce mujeres bien intencionadas, pero definitivamente no poetas, no ayuda al respeto, no es una política acertada.
P: Gelman, Pizarnik y vos forman el tridente de la última gran generación de poetas argentinos, la del 60. ¿Qué pensás retrospectivamente de esa generación?
R: Es una generación derrotada. Las luchas que planteó el 60 las perdió todas. No quiere decir que muchas de esas reivindicaciones no sigan siendo válidas hoy. Es decir: no ha sido derrotada la historia. Ha sido derrotado un proyecto, pero sin dudas se planteará otro, porque en un país cada vez más pobre y desigual, estamos cada vez más cerca de volver a plantear las mismas reivindicaciones de hace 40 años.
P: ¿Cómo leés hoy las obras de Gelman y de Pizarnik?
R: La obra de Alejandra ya la leí, y no creo que nos volvamos a cruzar. Yo creo que es una grandísima poeta, pero no creo tener edad para seguir entusiasmándome con el infantilismo vanguardista. En cuanto a Gelman, creo que en los últimos años ha publicado cosas que no debió haber publicado. Le pasó lo que le puede pasar a cualquiera: ha encontrado un modo. Escribe gelmanianamente. Es como si fuera un discípulo de sí mismo.
MARTIN PRIETO
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