Creo que amo este árbol porque, además de que siento que me hablan, además de que recuerdo el dolor que me causó la muerte del que estaba entre las casas de mis viejes y mi tía cuando yo tenía 15 o 16 años, tiene en sí mismo miles de colores y texturas, formas e intensidades fuertes, definidas, inconfundibles y contrastantes entre sí: sus espinas, su forma de botella, sus nudos circulares y gorditos, sus flores más pálidas o más fucsias con esos pistillos durísimos y esos bordes como broderie, sus hojas caladas y variables, sus frutos de algodón y corteza cartonosa, su sombra entrecortada, sus raíces peligrosas para vecines concentrades en sus veredas y cloacas. Me acabo de avivar que no tiene perfume, hago fuerza y huelo su sabia activa y quieta en su potencia.
No hay foto para que busques al más cercano, compruebas mis afirmaciones y le mandes saludos de mi parte.
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