Hace como un mes o dos que vengo mirando estas bellezas en el feis y siguiendo a su constructor, Horacio Romero, que publica su trabajo y su orgullo de taller en Merlo. Había pensado en ir a conocer, en comprarle una o dos que ya tuviera hechas. Había visto que, a la belleza de la artesanía, se sumaba un plus de genialidad que me traía. Hace unos días me apareció su página de artista, su invitación a exposición como artista emergente, sus cuadros de colores mágicos.
Le escribí por mesenger preguntando modos y precios. Me habló directamente, franco, compartidor. Me quedé unos días pensando, tratando de decidir. Hoy me habló él por wasap, y yo feliz porque hoy es hoy, le contesté, le señé, acordamos precio mayorista y que no voy a regalar ninguna (bueno, quizás una a Julián y otra a Magdalena), las otras 18 las voy a poner en la pared del frente, la de la cocina y la del patio delante de mi ventana de la pieza. Horacio dice que las torcacitas sí se meten adentro, hacen nido, ponen huevos y salen pichoncitos volando.
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