Cuando iba saliendo, feliz, alegre, a las 9.30 hacia mi turno en escribanía acá a 10 cuadras sobre misma calle, me encontré con estas divinas de suculentas (En feis las publiqué bajo el lema: Ninguna hoja caída de suculenta está muerta).
Y mis pintorcitos felices y estas otras nuevitas que me trajo el señor que pasa vendiendo con la bici por mi puerta.
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