De repente, acá de madrugada, tejiendo y terminando la serie sobre Lidia Poets, me siento en paz porque acepto mi propia importancia como escritora y como feminista. ¿Y si escribir fuera necesario para mí porque no puedo simplemente vivir y disfrutar sin pagar ningún precio? ¿Si estuviera cargando con esta obligación porque no me permito nada puramente egoísta, hedonista sin propósito? Cómo me molesto a mí misma...
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