jueves, 23 de febrero de 2023

¿Debemos seguir escribiendo?

 

Reseña: “Toque de queda”, de Jesse Ball

En su primer libro traducido al español, Jesse Ball, el joven y prominente escritor norteamericano, articula una historia a la vez desoladora, tierna y experimental. / Por Martín Caamaño

La novela de Ball forma parte de esa tradición naciente de libros que juegan constantemente con la imperfección, que ponen en escena sus propios límites, que abogan por una liviandad que nunca se compromete con la supuesta profundidad de las temáticas que abordan.

La anécdota tiene lugar en la ciudad de C, un estado de excepción en el cual tanto los agentes del gobierno como los de la ley son invisibles y el incumplimiento del toque de queda vigente puede pagarse con la muerte instantánea, ahí mismo, en plena calle. En este clima enrarecido, de brumosa melancolía y tintes kafkianos, se desarrolla la relación de un padre y su hija muda, aislados en su concentrada intimidad luego de la misteriosa desaparición de la madre. Juntos recrean un mundo de juegos privados y tiernas complicidades. Una de las cosas que viene a plantear entonces Toque de queda es cómo ser kafkiano después de Kafka y sus sucesores. La novela de Ball forma parte de esa tradición naciente de libros que juegan constantemente con la imperfección, que ponen en escena sus propios límites, que abogan por una liviandad que nunca se compromete con la supuesta profundidad de las temáticas que abordan. En el caso de esta novela, el fragmento, los espacios vacíos en la disposición de la página y los cambios de tipografía ayudan a extremar estos presupuestos. El catálogo de epitafios secos que escribe el protagonista, los juegos que juega con su hija –la entrañable Molly, cuyos diálogos de señas se marcan con una pequeña estrella– y la brutal puesta en abismo de una obra de títeres sobre el final también contribuyen a lograr el sesgo experimental que persigue este libro más que interesante. Sobre el final de la primera parte, en un punto reflexivo alto, se lee: “Eso mataría a cualquiera, reconocer con certeza las falsas esperanzas. Uno no debe saber esas cosas. ¡Si te lo ofrecen, recházalo!”. Lo mismo podría valer para las opiniones previas a la lectura de esta novela. A la pregunta acerca de cómo debemos seguir escribiendo, tenemos que oponerle otra pregunta que también emana de Toque de queda: ¿cómo debemos seguir leyendo?

Toque de queda

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que sonríe cómplice de amor...