Sharon Olds
Después de 37 años mi madre me pide perdón por mi infancia
Cuando te inclinaste hacia mí, los brazos hacia adelante
como alguien que trata de atravesar un incendio,
cuando te balanceaste hacia mí, gritando que
sentías mucho lo que me habías hecho, tus
ojos llenos de líquido terrible como
gotas de mercurio de un termómetro roto
patinando por el piso, cuando gritaste suavemente
¿A quién más podía acudir? ¿A quién más tenía? La
porcelana rota de tus manos se mueve hacia mí, el
agua que mana de tus ojos como la humedad
que sale de las piedras bajo mucha presión, yo no podía
ver lo que haría con el resto de mi vida.
El cielo parecía astillarse como una ventana
que alguien atraviesa, tu
cara pequeña destellaba como con
cristales rotos, con verdadero arrepentimiento, el
arrepentimiento de tu cuerpo. No podía ver como iban a ser
mis días contigo arrepentida, contigo deseando
no haberlo hecho, el
cielo caía a mi alrededor, sus astillas
brillando en mis ojos, tu viejo cuerpo suave
caído contra el mío horrorizada
te tomé en mis brazos, dije Está bien,
no llores, está bien, el aire lleno de
vidrios, no sabía lo que decía o quién sería yo ahora que te había perdonado.
Sharon Olds, San Francisco, 1942
en La materia de este mundo, Gog & Magog, Buenos Aires, 2015
Traducción de Inés Garland e Ignacio Di Tullio
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